sábado, 21 de agosto de 2010

¿Hay Futuro?

Juan, Ana y Luis, tres jóvenes sencillos de 21 años amigos hace cuatro sin nada fuera de lo normal, con el simple hecho que compartían una amistad muy fuerte y por ende muchos gustos en común, todos fuman la misma marca de cigarrillos pero sólo cuando toman café y eso sí el café tiene que ser bien negro y sin azúcar y sí se puede con media chocolatina Jet adentro. Cuando alguno se lee un buen libro lo presta y se lo leen los otros dos por turnos y así sucesivamente. Todos tres preocupados por el mundo y con una concepción de éste bastante intrigante al mismo tiempo ponían en duda la noción que se tiene del hombre como ser superior.

Además de los muchos gustos iguales que compartía este trío, pertenecía al ALF (frente de liberación animal), un grupo anónimo considerado ilegal y hasta terrorista que defiende los derechos de los animales y los libera cuando estos están siendo maltratados o usados para experimentos. Además de liberarlos, destruyen parte de las instalaciones donde éstos se encuentran, generando así pérdidas económicas para las personas que hacen parte del maltrato o experimento animal. Es tanta la fuerza que este grupo ha tenido con los múltiples “ataques de liberación”, que hasta el mismo FBI los tiene bajo la “mira”.

En los últimos días, Ana recibió una información muy interesante sobre un nuevo laboratorio que había venido de otra ciudad que estaba haciendo unas pruebas no muy legales, y que apenas estaban adecuando la seguridad pero los “sujetos de análisis” ya estaban dentro de la nueva locación, lo que hizo que le rotara la información a sus dos compañeros con motivo de acción – reacción. Entre los tres habían hecho dos rescates satisfactorios y uno (el último), no tanto, donde les tocó dejar todo a medias y huir.

Con el pasar del tiempo, desde que empezaron a hacer parte de este frente de liberación, habían designado un fondo común económico, para comprar garrotes, picos y demás, con los cuales realizaban sus actos.
Juan y Luis, después de leer la información que les había pasado Ana, concluyeron que este nuevo laboratorio, situado muy cerca de la casa de Juan, era su próximo destino para demostrar el amor por los animales y el desprecio por quienes los maltratan. Así fue. Planearon todo, desde la vestimenta, los “utensilios” que iban a implementar hasta la hora. Al cabo de una semana, hicieron el trabajo de observación y demás, ya estaban listos.

Era domingo, unos cuantos ciudadanos asistían a misa de siete, otros cenaban, otros follaban u otros simplemente mataban el guayabo de la farra anterior mientras estos tres partían a arriesgar sus vidas por unos ideales. Parecía que todo se hubiera confabulado para hacerles lograr su cometido, las calles estaban solas. Luis tiene una camioneta de estacas, la cual les permitía ubicar al animal que liberarían esa noche. Al llegar al sitio, cortaron unos alambres que rodeaban la casa/laboratorio, sus ropas hacían juego con el color de la noche y sus gestos con el silencio del lugar, a esa hora no se encontraba nadie cerca. Rompieron la puerta con un martillo de construcción, dañaron computadores con garrotes y agua, quebraron vidrios, ventanas, partieron asientos, escritorios y demás, hasta que llegaron a donde realmente les importaba.

Rompieron la jaula, quitaron un tubo que se encontraban dentro de una fosa nasal, retiraron la sonda que estaba pegada con cinta a su boca, quitaron dos agujas intravenosas, una que estaba en la mano y la otra en el pie, conectadas a bolsas de suero que contenían cualquier químico raro, Juan y Luis lo retiraron con mucho cuidado, mientras Ana filmaba todo, para dejar un registro. Pasaron por todos los vidrios rotos y demás con mucho cuidado. Al salir se escuchaban una “sirenas”, apresurados pero con cuidado, acostaron a quien traían en una especie de cama que habían acondicionado en la parte trasera de la camioneta y emprendieron su huída de la justicia por el mero hecho de hacer justicia de una forma no tan convencional.

Lo lograron, escaparon del ruido de las “sirenas” y cuando llegaron a casa de Juan escondieron la camioneta de Luis en el garaje y Ana empezó a analizar al sujeto y comentó en voz alta para quedara registrado en el video:-“hombre blanco, de un metro con 60 y de unos 19 años de edad aproximadamente…”