Ezequiel (S) pasa el tiempo entre dos pisos. Al lado de la entrada del apartamento está la cocina, aquí tiene lo básico, una estufa de dos boquillas y una nevera, el resto de implementos están en la cocina del café. Al frente de esta hay una mesa, como las mesas del bar, sólo que con una silla en éste caso. Encima de la mesa un control remoto, control de un televisor que está en el piso situado de manera que se pueda ver desde la silla. El control habita tiempo completo en la mesa, el televisor en el piso, desconectado. Al frente de la mesa el cuarto, tiene una cama grande con un hundido en un lado, en este momento tiene sabanas blancas como todas las otras, un nochero de madera oscura al igual que la cama, el closet y un sillón que sólo contrasta con las paredes y se acopla a lo oscuro que hay en éste. En el nochero guarda dos libros, que lee y relee sin interés alguno cuando no puede dormir, un reloj sin pila, un encendedor y un paquete de cigarrillos, los últimos que compró cuando decidió dejarlo, hace ya un tiempo atrás debido a unos dolores en el pecho, sobre éste una lámpara. En el closet tres pares de zapatos, dos informales y unos deportivos, jeans, camisas manga larga, manga corta, camisetas, blancas, negras, grises, azules oscuras y una roja que aún conserva la etiqueta.
Sólo hay un baño, grande con una tina/ducha antigua, un inodoro, un lavamanos, una repisa que sostiene dos lociones, que dan la impresión de haberse ido gastando con el tiempo, éste se ve en sus frascos, una barbera y un tarro de espuma para afeitar. También hay un espejo, el único del baño, el segundo de la casa, el primero al frente de la entrada, en un muro que tapa el sofá que está frente a una pared al lado de la mesa. El sofá al frente de una pared blanca como todas las otras, sin contar una roja de la cocina. En la pared un cuadro que ocupa casi todo el espacio horizontal pintado por él, en un intento de copiar uno de Guayasamin, rojos, blancos y negros, en intento, es lo único que ha exhibido (para sí mismo de sus dibujos y pinturas, el restos reposan en una caja en la bodega del café) y lo último que ha pintado. Al lado del sofá largo y negro, hay un ventanal desde donde se puede ver la calle y las mesas del bar.
Al salir del apartamento, escaleras que conducen a una puerta, la entrada al bar por la cocina. La cocina no es tan grande, tiene lo elemental lo esencial para producir lo que realizan, lo que se vende. Al salir, la barra, donde se preparan todas las bebidas y está exhibido algo de la repostería que se ofrece, una nevera con lo mismo. Hay diez mesas, algunas acompañadas con sillas, otras con sillones. Pequeños afiches de comidas y bebidas, dibujos, clásicos del cine y músicos, todos conseguidos a precios muy bajos en un almacén de afiches, no es por alguna afinidad en especial. En las paredes, blancas y rojas, también cuelgan espejos de diferentes tamaños y formas. Afuera cinco mesas, sillas y ceniceros, a diferencia de las velas, candelabros, flores y pequeños floreros que yacen en las mesas del interior.
Tal vez lo que cuente mucho más de la intimidad de EZ, pueda ser el bar en sí, algún rincón debe descifrar esa entrelínea de la historia que Ezequiel quiere dejar en la trastienda.
ResponderEliminarLo veo más como por el lado del apto. La mezcla de los colores, el cuadro, el vacio, lo uniformado en su vestir, los cambios en su vida, el sin sabor de su existencia, lo “plano” de su ser, que hasta ahora no demuestra sobre saltos. Me parece que su apartamento lo refleja un poco, su bar también, pero es la más la dependencia por éste. Creo, intento creer...demostrar.
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